En ocasiones las personas vivimos experiencias demasiado estresantes, experiencias traumáticas que quedan guardadas en forma de traumas.
Un trauma se puede entender como una herida psicológica que queda alojada en la memoria, en el cuerpo, en las emociones y los sentimientos de la persona.
Esa herida se puede manifestar a través de pesadillas, recuerdos repetidos de lo que ocurrió, sensaciones de revivir ese hecho traumático, dificultades para recordar partes de él,
problemas para dormir, altos niveles de ansiedad o angustia, ataques de pánico, dificultades para controlar el enfado, la rabia o la ira, estar en
alerta o sobresaltado, dificultades para concentrarse, sensaciones de que el futuro es desolador o negativo, dificultades para sentir emociones positivas y agradables, de conectar sentimentalmente
con los demás, etc.
Hoy en día existen técnicas psicológicas (como el EMDR) para facilitar que la mente cure esas heridas. De la misma manera que el cuerpo
cuando se hace una herida en la piel, es capaz de curarse por sí solo, pues la mente también puede hacer eso con la ayuda adecuada.
Si crees que has vivido algún tipo de acontecimiento traumático que te afecta hoy en día de alguna manera, sería muy recomendable que buscaras ayuda profesional.